Se riza el perfume.
 
Emana del calor de la silueta
 
que corona silvestre
 
las sábanas arremolinadas.
 
 
 
 
Cien velas despliegan
 
a todo lo que  el viento da.
 
El sabor degustado
 
en mis labios sembrados.
 
 
 
 
No busco eternidad.
 
Busco un sendero.
 
Compañía.
 
Y ausencia total de soledad.
 
 
 
 
 
 
