Remolinos van,
deseos que se enredan,
tu piel susurra.
Hojas caen lentas,
otoño en tus pisadas,
diosa de fuego.
Sortilegios doy,
sombras que viven
dentro de ti.
No caminas sola,
mi eco sigue tus pasos
como un suspiro.
Sutil escalofrío,
sensación que despierta
tu alma y la mía.
Distancia grita,
mi piel ansía tu piel,
fuego invisible.
En cada paso,
un susurro de viento,
te sigo en sueños.
Eres remolino,
mi deseo se aferra
a tu abrazo ausente.
Caen hojas secas,
como palabras mudas
sin tu calor.
Danza el otoño,
entre sombras y besos
que siempre emergen.