Pocas cosas superan la imaginación.
Amarte e imaginarlo en el mismo instante
es la mayor sensación posible
de explosión sensual.
Tratar de interpretar tu mente.
Incluso, con el paso del tiempo,
adelantarme al deseo un segundo antes
y llevarte de la mano hasta él.
Dejarme resbalar por la piel
deslizándome como un tobogán
que invariablemente me transporta
al centro álgido del placer.
Quedarme adherido y viajar
con los impulsos de tu cuerpo
hasta que pierdo el control
mientras el tuyo lo poseo.