Aun sigue allí.
El mar con sus olas.
Rugiendo un instante
Para crear un remanso.
Como la última vez.
Constante.
Convergiendo en azul.
Detonando espuma de luz.
Un áurea corona la tarde.
Y trae consigo
tranquilidad y sosiego
para este corazón libre.
Siempre me fascinó
la intensidad del último aliento.
Tanto, como la inutilidad de éste
si antes, tu vida, no ha valido la pena.