Hemos llegado a ser
dos almas entrelazadas
en un idilio más allá
del crepúsculo del día.
Un solo corazón
Dos cuerpos.
Cuatro manos.
Un abrazo eterno.
Un racimo de perfidias
que hemos desterrado.
Sin un mínimo despecho.
Te adoro en cada sueño.
Soplamos en el viento
y recogimos sonrisas.
Una melodía sin fin.
Aire que desnuda el alma.
No quiero despertar.
Vivir a un milímetro
del aroma de tus labios.
O del sabor de tu piel.
hoy, me atrevo a declinar
esa palabra colmada de verdad
e intensa entre los dos.
Te quiero, vida mía.