Imagen: Luigi Parisi
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En el inmenso mar que dispongo sobre tu misterio
subyace la humedad necesaria para retozar como sirena.
Un mundo de dioses empapados de arena y sal
cuyos frutos se degustan a través de los sentidos.
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Cuando cae la tarde nos acomodamos entre la cálida orilla y la espuma de mar
que calma nuestros deseos intensamente castigados y por momentos infinito.
Cuando la noche se hace dueña del brillo de tu mirada y este delirio desenfrenado
viene el momento de lamer tu piel y acariciar la inmensa locura de tu entrega.
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Contigo no hay límites salvo mundos por descubrir.
Fantasías que descubren el placer de lo inimaginable.
Cuando consigo sentirte bajo de tu propia piel
parimos la misteriosa entrega de dos mundos sin fin.
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