Ganar solo es el principio.
En caso contrario nos aprieta la garganta
hasta que la desesperación por mantenerla
nos obliga a soltar el premio que nos ha vencido.
Por eso, ganar no es ambicionar.
Hay un punto más.
Una sensación de conseguir
para disfrutar.
Somos exigentes.
Y por ello debemos valorar
lo que consigues
como una parte de ti.
Si el destino me tiene en movimiento,
día tras día buscándote.
¿Crees que solo anhelo
deslizarme una vez sobre tu piel?