Sobre las sábanas arremolinadas de la noche quedan pétalos de rosa.
Unos labios incapaces de articular palabra, doblegados por tu entrega.
Tu negro vestido yace en el suelo, derritiendo espacios y confidencias.
Pido asilo en tu pecho para derretir promesas que emanan de tu boca.
El éxtasis de tu cintura, cimbreando cual campo de espigas doradas.
Un mundo colorista y sencillo donde los buenos días siempre sonríen.
El sol brilla en mi ventana, vulnerable con la posibilidad de amarte.
Rapsodia silente de un alma conquistada a los pies de la perfección.
Una cuerda trenzada con sonrisas.
Una estrella que ya no es anónima.
La mente cómplice .
La luna efervescente .
A veces siento tu piel gritando.
Nuestra poesía, al fin y al cabo,
no es maquillaje, sino luz.
quiero amarte, y también comprenderte.
Ausentarme del miedo autoconstruido.
Respirar compartiendo un aire único.
Duermo tranquilo. Me has hecho feliz.
Respira pausada.
Deja que coja las riendas
de tu respiración, y resurge.
Liba con ansia mi piel.
Con la efervescencia innata
de una caricia errante.
La delicada palidez
del toque de una flor
sombrea tus dedos.
Abrazado a tu espalda.
Soñando bajo la aurora
recortada sobre papel.
La exigua luz
donde la conciencia,
pende de un hilo.