Palabras anticuadas recubiertas de inocencia.
Gargantas apiñadas con un eco minúsculo.
Labios mordidos bajo la anarquía de un sueño.
Un rastro a cambio de una certeza.
Mi vida se acorta y mi esperanza se oxida.
Sobre los hombros cargamos rostros de mármol.
Lo transitorio y longevo gotea bajo tus ojos.
La tremenda inmortalidad del recuerdo pueril.
La rodilla hincada en la arena del mar.
Un mundo que adolece de hombres de verdad.
Me balanceo en el regazo de tu perdón.
Preguntas complejas exigen respuestas sencillas.
Eres metáfora y piedra. Mesura y crisálida.
Alejo silencios y despedidas.
Habito tu cuerpo y te mantengo cerca.
La inmutable eternidad.
Mi desesperación.
Mi principio.
Mi fin.