Imagen: Un regalo de color
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Me encanta el alma que se escinde de la realidad
Para enredarse en las diminutas fragancias que regalas.
No quiero un gramo de cordura en la tensión de tu cintura.
Encarcelarme en tu pelo al despertar cada mañana.
…
Me levanté adornado de sonrisa.
Sin motivo aparente.
Sin nubes que despejar.
Y tus labios me entretienen.
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Llegas al fondo de mi alma,
aun sin proponértelo.
La sonrisa más simple y eficaz
para enarbolar cada día.
…
Lo que no creen tus labios,
difícilmente surgirá
del fondo arenoso
de un corazón de otoño.