Nunca me sacio de ti.
si me dejas un rastro.
Nada en ti es absoluto
aun siendo leal al destino.
Dejo que la corriente me lleve.
Que el timón se confunda
con la propia inercia
que marca el camino.
Me enseñaste la adicción
de tus sedientas noches.
Y ahora que te disuelves
cierras bajo llave mi salvación.
Te pienso entre cortinas de agua.
Sobre mi piel ajada de espacio.
Absorta entre la maestría del rocío
y el crepúsculo de la hierba cortada.