Te haré una confidencia…
Las noches que retozas en mis brazos
culminan con una solitaria sonrisa
que recorre tu pulida piel
mientras reposas en la almohada.
No hay sonido.
Ni sábanas que contengan vida propia.
Una tenue respiración.
Un cuerpo totalmente extasiado.
Me sobra fe
y me falta aire.
Eternamente retorno
a compartir tu aliento.