Mi religión adora una deidad en forma de capricho celestial.
Sacrifica el metrónomo de esta vida por una brizna de tu aroma.
Unge la piel de su único súbdito con las lágrimas de tu desconsuelo.
Borda el manto de las noches con las palabras que componen tu eco.
…
Unas veces dudo.
Otras, me ahogo.
Pero siempre emerjo
sobre el ascua de tu mano.
…
Tantas veces te beso
como veces te pienso.
Tantas te poseo
como direcciones el viento.
…