Pensarte
es caminar.
Un paso más
hacia el centro
de tu pecho.
Anidar
en el hueco
penetrante
de la noble
nostalgia.
Sopesar
entre un beso
y una caricia.
Sucumbir
ante ambos deseos.
Enloquecer.
Deslizarme
por tu vientre
hacia las caderas
de la vida
Un beso pausado e intenso.
Creado al instante.
Saboreado entre dos.
Perenne.
Suficientemente cálido
para respirarte.
Mínimamente cerca
para que vuelvas.