Amar es un viaje que comienza en la elegancia de tus ademanes
y evoluciona hacia el conocimiento de tus miedos y confianza.
Un sustituto neurológico a la soledad de la imaginación tardía.
Resucitas un repertorio de disonancias exentas de máscara.
Podría vivir en otros mundos, pero ninguno en el que no estés.
Un silencio donde vivir y, porque no, donde aprender a sobrevivir.
Puertas de cristal me permiten observarte desde cualquier rincón.
Añoro navegar en tus espacios profundos. Esos que no compartes.
Esos, en los que la locura no es más que un segmento de deseo.
El tránsito en el aire perfumado de tu presencia y mi pecho efímero.
Mis dedos dando nombre a tus lunares, hijos de las constelaciones.
Un aura etérea que envuelve la piel perlada de deseo y pasión.
Entras en mi sin ser sustituto de nada. Realidad propia e inmortal.
Una cadencia que rompe a hablar desde el borde de tu nívea piel,
hasta el interior donde se soportan los sentimientos puros.