Acabas de despertarte.
Tu mirada pide un abrazo.
De esos que nos gustan.
De los que abrazan.
De los que besan.
De los que sujetan,
para no perderte.
Me acomodo a tu espalda.
Siento la tensión.
De tus músculos.
De tu espina dorsal.
Incluso creo sentir,
como crepita el deseo.
Buscas mi cuerpo,
entero y dispuesto,
hasta que la piel se abre
e integra la tuya.
Un movimiento envolvente.
Acaso sin fin.
Mis labios quieren jugar.
Buscan piel de tu espalda,
donde el deseo se arquea
y lo suspiros despiertan.
Las piernas se entrelazan.
Los cuerpos se enervan.
Sucede lo buscamos,
con un preludio de silencio
y una culminación,
locamente desordenada.
Donde tu yo somos nosotros.
Y de paso reinventamos
El significado de renacer.