Imagen: Paolo Bevilaqua
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Deja que mis ilusiones sofoquen las llamaradas de tu soledad.
Que una tempestad de nervios toquen en el picaporte de mi puerta.
Deja que tu jugo se entremezcle con mi sangre. Y bulla.
Y que una llamarada de encuentro llene mis sábanas de ceniza.
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Extiende tu carne en el bálsamo de mis labios.
Dibuja estrellas errantes sobre el canto de mi espalda.
Surca las arrugas del tiempo y llénalas de nueva vida.
Anida en mi nostalgia y facilítame tus cándidas alas.
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Devuélveme a la tierra
en órbita a tu mirada.
Sin condiciones.
Plena de emociones.
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