Acércate con voz muy trémula y dispersa la fragilidad de este sueño.
Te entregaré la belleza que nunca has vivido envuelta de escalofrío.
Volvamos a pergeñar la magia del mundo desde el frontis de la piel.
Subamos la intensidad del deseo de a poco, alienando la inmortalidad.
Arderemos entre la luna y el cristal que te enerva en la inmovilidad.
Una fiesta de manos recíprocas y sentimientos en permanente soflama.
Amarte en modo incendiario. Sin heridas aparentes, tan sólo porque te creo.