Y Dios hizo sonar su voz.
Las casas cayeron.
Los cuerpos se desplomaron.
Las gargantas gritaron.
Una nube de polvo.
Un llanto amargo.
Unas vidas truncadas.
Un sueño perdido
No queda mas remedio
que doblegar la rodilla
para poder recordar
las vidas que se han perdido.