No hay secreto en las relaciones.
Entregas.
Aceptas.
Recibes.
Tampoco lo hay en los momentos.
Amas.
Sonríes.
Lloras.
Ni tan si quiera en los espacios.
El tuyo.
El mío.
El nuestro.
Al final somos uno cuando coincidimos.
Luego vuelas a tu nido y sigues viviendo.
Mientras tanto trato de llenar el cielo
de serpentinas salpicadas de color.
Porque no somos seres creados hoy.
Ni lo suficientemente llenos de futuro.
Ni vacios de pasado.
Hoy la electricidad del deseo
rompe la noche.
Mañana la libertad
se reinventará a flor de piel.