La dulce espera.
Mi alma surcó los mares,
la sangre ungió mi cuerpo.
Cuéntame tu vida
desde el ayer al mañana.
Desde el primer café
al último parpadeo.
Triunfa la singularidad
sobre el relato de invierno.
La locura me invade
y la palabra se acerca.
Me fascina la fantasía
que dedicas a lo nuestro.
Al fin y al cabo,
tu espalda es mi lienzo
Y tu escalofrío mi sueño.