Partí en busca de la felicidad,
y aun me encuentro persiguiendo
el esquivo viento del norte
que inspira las cometas.
Ciego de fácil risa,
conseguí dominar
la infértil persecución
del hálito de los ilusos.
Pasa el tiempo y el espejo,
juez implacable del maquillaje,
me ha devuelto la sonrisa
mientras salpicaba en el baño.
Hoy colecciono retales.
Viejas canciones inacabadas.
Un fajo de manuscritos,
y un destino ilusionante.