Imagen: Darius Klimczack.
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Tus manos me regalan una constelación de escalofríos
que constituyen la partitura de una vida sin sentido
desde que tu primer beso recorrió como un descarga
la línea entre mis labios y la columna de mi espalda.
…
Me has regalado vida perfumada
de recuerdos incombustibles.
De nostalgias no consumadas.
Y de tardes inimitables.
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Un rio plagado de orillas
y serpenteantes axiomas
que me permiten nadar
sin necesidad de guardar.