A veces me sorprendo desnudándote.
Tus brillantes pupilas me asesinan.
Tu divinidad desborda la dimensión
donde la locura me persigue.
Mi debilidad atardece entre tus brazos.
Me pierdo en la geometría de tu cuerpo.
Y lloro desde tus entrañas hacia mi piel.
El miedo se evapora entre tus muslos.
Y siembro mis ansias en tu cuerpo
cabalgando alocado hacia el cielo.
Esta pasión muda e intensa
embriagada de la humedad de tus labios.
El brillo perlado de tu piel agitada.
Almas sangrantes al borde del infierno.
Pericias fantasmales reinventadas de a dos.
Espíritus multiplicados entre las nubes.
Virtudes creadas para ambos
de amplio recorrido
e irreverente entrega.