Imagen: Vida bajo el fuego.
…
Al fondo,
un decorado de rostros huecos salpicado de una flor de trazo blanco.
Sobre las olas,
cantan los delfines odas sustantivas sin rumbo y sin razón.
Fragmentos de frases preconcebidas
se convierten en oráculo de masas.
La hermosa metáfora que acariciaba,
hoy se erige sobre mármol cincelado.
Sentimientos tullidos que echan el ancla sobre una almohada con aroma ajeno,
Suelos que despiertan sofocados gritando por una tregua piadosa.
Y sin condición.
Los poemas se recalientan en largos discursos cogidos con alfiler sobre el viento.
Los generales exiliados subyugan su destierro a base de largos vasos de licor.
Un hombre, de casi dos metros,
gimotea de rodillas ante el viento hostil de la tarde.
Caminamos con rapidez desde el heroísmo de la osadía.
De la inocencia de la derrota.
Y mientras tanto,
el alma se hace pedazos entre llanto de amantes y el precio del tiempo.
Cuando la poesía no anide en mis manos,
beberé aliento seco y voz sin gracia.
Me levantaré de la mesa,
tal vez con cierto dolor en la espalda, y caminaré sin rumbo.
Buscaré la ocasión de dejarme caer
en unos brazos que no pregunten pero que siempre aguarden.
Cerraré los ojos.
Volveré a suspirar.