Te sueño delicada.
Sembrada de corcheas
Y caderas cimbreantes
de las que extraigo palabras.

Te observo dormida.
Abrazada a la almohada.
Dominando la vida.
ensoñaciones creadas.

Dos cuerpos a lo largo
de nuestra cálida cama
unidos un momento.
Precedidos de miel eterna.

Hoy es uno de esos días que me encuentro vacío.
No hay tristeza. Ni tan siquiera ahogo.
Es el final de una lucha.
La culminación trae consigo lo efímero de la ilusión.

Tocan tiempos de reordenación.
De escudriñar nuevos horizontes.
y batallar por conseguirlos.
Buscar un nuevo camino y seguirlo.

Este es mi destino
Caminar y buscar.
Maldición de los seres
que no aprendimos a disfrutar.

Sé que un día me abandonarán las fuerzas
Ya no tendré inercia para someter los vientos.
Ni domar las nubes y sus tangenciales rayos de sol.
Un día donde la contemplación será el único placer.

Allí, en ese futuro níveo y complaciente,
narraré mil batallas peleadas, y alguna ganada.
Espero que alguien contemple mis ojos de cerca
y consuele un alma de guerrero con su misión cumplida.

Mientras tanto.
Pulo mi escudo.
Afilo mi espada.
Oteo un nuevo reino
y voy a por él.

A veces hacemos camino
y otras nos encontramos
sobre los raíles curvos
que alguien anteriormente vivió.

Muchas otras
nos estiramos de puntillas
tratando de cazar
un escurridizo rayo de sol.

En ese momento
una ráfaga de viento
nos quita el sombrero.

Una amplia y sonora sonrisa
lo persigue espontáneamente
por los desvencijados mosaicos del patio.

Te sientas.
Observas la escena.
Tu mirada se salpica de agua
y tu corazón deja de palpitar.


¿Hay algo más motivante que
buscarte
hallarte
y conquistarte?