Nunca me sacio de ti.
si me dejas un rastro.
Nada en ti es absoluto
aun siendo leal al destino.
Dejo que la corriente me lleve.
Que el timón se confunda
con la propia inercia
que marca el camino.
Me enseñaste la adicción
de tus sedientas noches.
Y ahora que te disuelves
cierras bajo llave mi salvación.
Te pienso entre cortinas de agua.
Sobre mi piel ajada de espacio.
Absorta entre la maestría del rocío
y el crepúsculo de la hierba cortada.
vivir en esta burbuja
Las grandes personas
trascienden su cuerpo
y se ensanchan a través
del aire que les rodea.
Recuerdo pasear distraído
rebuscando un rincón diferente.
Y que una ráfaga de aroma cálido
torció hacia tu rostro mi cara.
Un instante implosivo,
en que mis venas saltan por lo aires.
Y una sonrisa que, alocada y salvaje,
estalla contra tus labios.
Nada sustancial.
Pero sí, con la intensidad de lo etéreo.
La suficiente para vivir en esta burbuja
preñada de aroma, sonrisa y sortilegio.
Abra cadabra
¡Abra cadabra!
Palabras que me transportan
al momento más dulce
de una cándida niñez.
Mi mente se atrevía con todo:
Dirigir una sinfonía de hojas secas.
Estirarme en un banco hasta que se difuminara el surco de un avión a reacción.
Tratar de contar cuantas pompas de jabón se creaban de un soplido.
Cuanto tardaba la bicicleta en ladearse después de la última pedalada.
Que habría tras la cortina de canutillos del bar.
Porque me sonreía cada mañana mi oso de peluche.
Donde tenía las alas y como podía usarlas.
Porqué volaban los aviones de papel.
Quien me regalaría la primera sonrisa del día.
Si el reloj de cuco fallaría alguna vez.
Porque mi abuela olía tan bien.
O que tipo de magia convertía la naranja en zumo.
Preocupaciones de una mente libre
que aun sin responder a todos los motivos,
le ayudó a este pequeño ser a afrontar la vida
como un juego adictivo y apasionante.
Del grito de tu alma
Busco un punto de inflexión
donde sigamos creciendo.
Sin falta de contenido
y mayor intensidad.
Quiero llegar a un punto
Donde la risa sobre.
Donde las palabras se entreguen
con el corazón en la mano.
Un punto que arquee tu espalda.
Un vaso límpido de cristal
que recoja la esencia
que emana del grito de tu alma.
aullar la fertilidad
¿Cómo hacer de ti
una caricia eterna?
¿Anclarte en una estrella
y soplar constantemente
impulsándote como a una cometa?
¿Encenderte junto a la luna,
en cuarto creciente,
y que ilumines la espesura?
¿Aspirarte del aroma,
húmedo y frágil,
que corona tu presencia?
De manera más sencilla.
Aullemos la fertilidad
de tu pertenencia a la manada.
Solo
No hay miedo.
Ni tiempo.
Solo ansia.
Y deseo.
Mucho deseo.
No hay silencio.
Ni llanto.
Solo desencanto.
Y lamento.
Mucho lamento.
No hay eco.
Ni tacto.
Solo alejamiento.
Solo.
Solo.
colinas de placer
Busco en mi interior un mundo irreal
donde los aromas se filtran en la alfombra.
Las telas de araña dan sonido a la noche
y los pliegues de tu piel son colinas de placer.
Entiendo su complicación,
la falta de planos o diseño.
Lo inaccesible de la comprensión
incluso, la locura de pretenderlo.
Pero ni los mundos son únicos,
ni la existencia semejante.
Sin magia a la que aspirar
solo esperamos que la vida suceda.
No soy actor de novela
dictada por literatos extraños.
Tan solo dos personajes y una ilusión
pueden recomponer este universo.
Hasta nunca jamás
Me quito de encima
Los crápulas.
Los chupasangre.
Los acusadores.
Los que lloran sin razón.
Los que roban energía.
Los que buscan la maldad.
Y los que esconden la bondad.
Los que nunca debí conocer
Y los que me acechan en la oscuridad.
Los indeseables de este mundo.
Y, como no, los malditos cobardes.
Con el resto de amigos
encenderé una hoguera
lo suficientemente grande
que grite al mundo:
Hasta nunca jamás.
Vaivén de olas
Hace algunos meses,
lanzaste, misteriosa, al mar
una botella vacía
y así me lo hiciste saber.
Ayer, paseando en la playa,
observé sobrecogido
como encallada en la arena
brillaba llamando la atención.
Había recogido docenas
de incrustaciones de sal.
Esculpidas en tantos azules
como vaivén de olas franqueó.
La descorché pensando en ti.
No se si por la ilusión
o por el deseo de compartir algo tuyo,
sentí que mis manos se reposaban
sobre tus mismas huellas.
Aromas concentrados.
Tacto que se disuelve.
Brillo de auroras.
Matiz sonriente.
Hermoso regalo.
Con tan solo un susurro
has creado en un instante
un día insuperable
pintando caracolas
Aquellos bichitos
que caminaban de puntillas
sobre caminos adoquinados
jugando al tejo.
Coreografías de libélulas
alrededor del fuego
pintando caracolas
con sus alas coreadas.
Fauna inanimada que,
a golpe de hada madrina
eran capaces de consolarte
o invitarte a bailar.
Anhelo aquellas historias
que nunca te abandonan.
aunque la mente crezca
con el corazón a la espalda.