La intensidad del deseo

miércoles, febrero 17, 2010 Permalink 0

Tus labios gélidos en rojo carmesí
aun dolientes del placer de la fruta.
Mis labios cerca.
A dos centímetros escasos.

Tu mirada perpleja
por la intensidad del deseo.
Mis pupilas abiertas
Cual felino que fija su presa.

Mis manos se adelantan.
Se posan en tu festiva cintura.
Contoneando, se acomoda a la mía
y ahora el suelo recoge los cuerpos.

Una noche mágica.
Un dulce calor
emana del frío
rompiendo costuras.

siembra una estrella

martes, febrero 16, 2010 Permalink 0

Ante lo insulso y paradójico

me levanto en silencio.

Pero contundentemente

comienzo a sonreír.



Ante la locura y lo imprevisto

me rindo con pleitesía.

Pues lo diferente es lo nuevo

y la efervescencia del día.



Ante ti me postro con devoción, pues,

cuando mi ojos estaban inundados

tus brazos me dieron el calor suficiente

para erradicar mis penas hasta lo mas lejano.



Ante el infierno me postro de espaldas

porque aun en ese momento

me queda la esperanza

que siembres en mi una estrella.

Tallos desafiantes

lunes, febrero 15, 2010 Permalink 0

Aun cuando las flores se marchitan

quedan sus tallos desafiantes.



Aun cuando el agua es turbia

no pierde su condición de vida.



Aun cuando un adiós parece firme

No es más que la sentencia de libertad.


el epicentro de tu vida

domingo, febrero 14, 2010 Permalink 0

Cuando respiras

Lo necesitas tú.



Cuando besas

Lo deseas tú.



Cuando abrazas

Lo buscas tú.



Cuando vuelas

Mueves las alas tú.



Cuando vives.

Sueñas, ríes.

Saltas o corres.

Lo haces tú.



¿Entonces?



¿Por qué buscas

en los demás

la devolución

de tu eco?



Nunca serás algo

que surja de los demás.

Al contrario podrás estar

en el epicentro de tu vida.


En realidad te añoro

sábado, febrero 13, 2010 Permalink 0

No hay suficiente cielo.

Ni estrellas.

Ni horizonte.

Ni tan siquiera tierra.



Existe un hoy,

regado de ayer.

Y ribeteado de azul

cuando aspiro tu piel.



Y existe la lluvia.

Que me da vida y empapa.

Y los rayos, truenos y tormentas

con los que, temblorosa, me abrazas.



Y voy viviendo.

Unos días al sol.

Otros a la sombra.

Aunque en realidad te añoro.












improntas que no comprendo

viernes, febrero 12, 2010 Permalink 0

“Adueñarme de la carne.”

Esta frase es recurrente en mis sueños.

Por el que aspiro placer

bajo el santuario de tus brazos.



Un sentimiento esencial

en el borde que delimita

la satisfacción espiritual

y el apetito del alma.



Improntas que no comprendo.

Velando la deidad

que conforma tu espalda

sobre el vaivén del mar.



Entre el cimbreo de las alas

de una gaviota perdida,

El aroma desperdigado de a tarde

inunda un resuello silente y prohibido










No a las cadenas del corazón

miércoles, febrero 10, 2010 Permalink 0

Hay corazones.

Y los hay libres.



Hay cadenas.

Y las hay frágiles.



Hay miedo.

Y los hay efímero.



Hay distancia.

Y también sueño.



Hay mediocridad.

Y también color.



Hay seres.

Y también corazones.



Hay sufrimiento.

Y también liberación.



Hay un tú.

Y, para siempre, un yo.





No a las cadenas del corazón.

Ante las que me yergo.

Intolerante.

Y blasfemo.

Ungida de luna

martes, febrero 9, 2010 Permalink 0

Silencio.
Duerme.
Nada perturba
esta noche mágica.

No toco tu cuerpo
y sin embargo me quema.
Una chispa perdida
que la mirada refleja.

Ahí yaces.
Ungida de luna.
Ciega de placer.
Con la mirada huída.

No sé si Dios me escucha

lunes, febrero 8, 2010 Permalink 0

Los mayores miedos

nacen de la anticipación

y no sé si Dios me escucha

pero necesito que lo hagas tú.



Puedes quedarte

con lo que quieras de mi espacio.

a condición que pueda seguir

mis sueños contigo alimentándolos.


ilusiones irrenunciables

domingo, febrero 7, 2010 Permalink 0

Tengo un puñado de ilusiones irrenunciables

que se escapan entre los dedos.

Alocadamente se organizan en guerrillas

para conquistar tus cicatrices y confortarlas.



Llegaste exhausta.

Vacía de energía.

Incluso doblegada

a la conformidad.



Te recogí sin condición

temblando entre sabanas ajenas

Apresando el calor del crepitar nocturno

entre los desechos de horas perdidas.



Ahora, soy feliz sentado en mi sillón.

disfrutando tu nuevo plumaje,

Brillante y espléndido,

perseguido tan solo por mi mirada.



Aun así siempre dejo las ventanas abiertas.

Deseo que vueles por las cúpulas del mundo

para que sientas la brisa de frente

mientras enseñas al mundo tu espíritu renacido.