Como el aire forma parte de las nubes
mi deseo cimbrea sobre tu piel.
No es posible imaginar tus curvas
sin sumergirse en el siguiente nivel.
No son suficientes las manos.
Ni la noche se acaba en tus labios.
Es tal la intensidad de tu presencia,
que no me sorprende ronronear.
Cuando la mente porta alas,
y el corazón es su motor,
Pocas noches pasan en blanco
sin que me impregne tu olor.