Las cenizas que un dia seré

miércoles, abril 24, 2013 Permalink 0

Nunca quise morir asomado a la ventana de mi barrio.

De pequeño, ya trataba de volar. Quería volar.

Al principio, nunca miraba atrás. Ni casi respiraba.

Con el tiempo me gusta habitar allí, de vez en cuando.

Así, recargo la energía de mi tierra. La necesaria para volar.

Allí nació el laberinto de mis sueños y abstracciones.

Algún pasadizo de intuición y un insólito sentido común,

preludio de una experiencia, que no dejo de atesorar.

El lugar que ocupo en lo inevitable.

La conciliación de deseo y destino.

El flamear de la exaltación mundana.

El consuelo de la historia sobrescrita.

La epístola sedienta de intérprete.

La disconformidad que siempre grité.

O Las cenizas que un día seré.









Sátira peregrina

jueves, abril 18, 2013 Permalink 0





La vida es una sátira peregrina que dibuja siluetas

donde deberían florecer promesas.

Una pléyade de consejos sobre la estética del tumulto.

Desnudar el anhelo y entregarte su tersa piel.

En el filo de mi locura enraíza tu presencia.

La magia de una esquina convergente.

Un dulce aroma que baja por mi garganta y burbujea.

Una orquídea de estremecida alquimia.

Arcilla modelada por el deseo consumado.

Un orgasmo que podríamos llamar boreal.

No aspiro a otros dioses que los terrenales.

Un umbral de tierra mojada y espaldas erguidas.

Si alguna vez el futuro deviene presente,

no dudo que se presentará así.







Akira

lunes, abril 15, 2013 Permalink 0

Akira:



Ya no existes amigo.

La naturaleza ha sido implacable contigo,

y hemos preferido que volaras.

Era lo único que no habías podido hacer.

Hace doce años llegaste a casa.

Empeñado en revolucionar

cualquier concepto de tranquilidad

o de jardinera osada.

Viniste a cuidar nuestros hijos.

Y cumpliste con creces.

Tanto que ahora te veía arrástrate

y me pudo la compasión,

y el agradecimiento de tantos años.

Tantas conversaciones.

También tantos desacuerdos,

que siempre ganabas con tu tozudez.

Fuiste fiel. Fuiste amigo. Fuiste familia.

Y sobre todo he tenido la sensación

que, en realidad,

tú nos adoptaste a nosotros.

Grande como tu nombre,

Fiel como te dictó tu raza.

Te deseo un paraíso donde

nunca lleves correa.

Y los veterinarios

solo te saquen de paseo.

Gracias.

Incluso por esta tristeza

que me evoca sentimientos

hoy, algo perdidos.



Mantra

martes, abril 9, 2013 Permalink 0



Recito como un mantra las glorias de tu estrella.

El grito que penetra mis recuerdos.

La condensación de tus palabras en una sola línea.

Un horizonte en miniatura al alcance de la mano.

La luz que proyectas y engulle mi oscuridad.

El escudo ante la densa niebla que oxida mis batallas.

Círculos concéntricos hacia la historia de mi vida.

La corteza bajo la que menguan las esperanzas.

La compasión desposeída de humillación.

La benévola hacha con que seccionaste mi pasado.

La pereza de una tarde contando lunares.

La leal entrega de cada noche.

El amuleto que rechaza los asedios de la vida.

El aroma que flota entre las sábanas.

Mi confesión íntima e infinita.











Molinos de viento

domingo, abril 7, 2013 Permalink 0

Imagen: Molinos de viento.


Eres la fuente enlucida del sueño enfermizo.

La corteza de pan aderezada de semillas de vida.

Una palmera de fuego y color que todo lo invade.

Ovación al tacto que perfuma mis manos.

La durmiente sensibilidad imperturbable.

El instante en que el acantilado se vuelve sal.

La mejilla que tatúa tu presencia en mi almohada.

El sonido impaciente de mis dedos sobre la mesa.

El ajetreo de la hora en punto en que ya estás.

El mármol estrujado hasta volverse escultura.

El fuego de la deidad menor de tu cuerpo.

El hatillo de ilusiones que sustentan las tardes.

Retazos de este poema anónimo, pero fuerte.

El delantal inocente que cubre tus caderas.

Los molinos de viento que destilan timidez.

La niebla de la mañana inundada de azahar.

La resina del baúl de los recuerdos compartidos.

La irrepetible catarata de felicidad de tus ojos.



Esta guerra dura mucho

jueves, abril 4, 2013 Permalink 0





Paseaba por el borde del abismo.

Encontré tardes inconsolables.

Palabras amenazantes.

Sombras con el aroma seductor del pan horneado.

Titulares indigestos.

Una madurez precoz que acabó despeñada.

Alimentos muertos en su refino.

Arena recalentada por las pisadas al atardecer.

Un trapo raído que ni arropa ni da calor.

Pensamientos puros que adormecen.

Fracasos nunca germinados.

Agua con sabor a limón.

Latas de sardina a modo de barcaza.

Arrugas apoyadas sobre la silla del salón.

Esta guerra dura mucho.

Y existen muchas tonalidades,

que mi mente inquieta

aun se estimula para descubrir.