Unas veces vuelas.
Otras planeas.
Otras, ni tan siquiera te mueves.
Esto del amor es extraño.
A poco que te dejes llevar confundes
lo que es amar con la necesidad
que tenemos de enamorarnos.
El viejo anhelo piadoso de sentirse
querido por encima de todo.
Una falacia en toda regla,
que nos procura giros concéntricas.
Si me acerco, te elevas.
Si me alejo, amerizas a medio metro.
Me gustaría ponerme en tus manos
Para que recuerdes cada encuentro.
Aun cuando tu cama sientas vacía.
O sientas que la prudencia te vence.
Necesito creer que eres posible.
Recoger todo lo que entregues,
a condición de hacerlo libre.