Renacer es un esfuerzo sobre silencios clavados en el fondo de la garganta.
Mi cara desguarnecida frente a un extraño camino de retorno sin rencor alguno.
Voy amando lo que descubro, sin convocar palabras huecas o viejas alegrías.
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Fui residuo de tu aliento tras una copa de vino en un recuerdo licuado.
Aprendí que tus palabras tañían irrepetibles verbos abiertos al silencio.
Cruje la piel mientras acelero el paso. Me despojo del barro y olvido.
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Hoy bailo sobre aquel infierno y te escribo con una caricia constante.
No tengo medida en la locura, ni límite en la intensidad que coloreo.
Reposo entre sábanas mientras le doy sentido a un recuerdo inmaterial.
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Seguiría cambiando mi vida por la tuya tras mi éxodo de cama en cama.
Aquellas tardes salpicadas de sonrisa y caricias crucificadas sobre la piel.
Mi universo cosido al dorso de la esperanza de tu tabla de salvación.