Que mis deseos echen profundas raíces lejos de las causas perdidas.
La vida traza un tirabuzón en la noche y te deja postrado adorando la perfección.
Instantes donde el magnetismo tiene vida propia y un tornasolado aroma fugaz.
Una nana que adormece guerras y amansa la furia bajo una bóveda estrellada.
Me gustan los mundos irreverentes. Alternativos y paralelos. Constantes y efímeros.
Cálidos vientos que transportan aguas claras y doradas con corrientes de alto voltaje.
La mente recrea cada esquina desde la creación perfecta hasta el deseo y la locura.
Enredados sobre la húmeda tierra que arrincona la tristeza.
Calientas mi piel mientras escribo sueños en el reverso.
Esencia de flores inmersa en los pliegues de tu cuerpo.
No habrá causa perdida si anidas en mi razón.
Si eres mi única luz, la dueña de mi guarida.
No hay color entre los deseos del corazón
y la ley ponderada que susurra la razón.