Idólatra de tu belleza

jueves, diciembre 11, 2014 Permalink 1

 

 

Diminutas sensaciones recorren mis venas.

Cálida arena envolviendo emociones.

 

Quisiera arrancar el color de tus labios y alimentarme de él.

Aspirar el maquillaje de tu cara y bailar por las calles.

 

Una frágil gota puede alcanzar el centro del mundo si de tus ojos emana.

Un puñado de finas plumas resucita mi cuerpo en tu mundo irreal.

 

Nunca me canso de admirarte.

Me estremece soñarte.

 

He sentido la aurora boreal devorando la noche a golpe de color.

He sentido la línea del cielo desvanecerse a merced de las estrellas.

 

He sentido una flor cambiar de color cuando pasas a su lado.

He sentido las gárgolas de Notredam llorando flores azuladas.

 

Sin aire, el resuello se entrecorta, cuando estas presente.

Instantes donde estremeces el magnetismo de respirarte.

 

Entrecortando tu realidad, alimento el viento de mis sueños.

Me declaro, idólatra de tu belleza. Tramoyista de tu gracia.

 

Aun tengo el sabor de tus labios goteando rojas fresas por mi garganta.

Un traje de seda flota sobre tu cuerpo perlado de un sutil aroma a canela.

 

Te contaré…

 

Que me gusta besarte la espalda.

Que el cielo revive cada tarde.

Que las estrellas juegan al escondite.

Que el mar siempre te acaricia.

Que sonrío cuando tú sonríes.

Que mi voz es grave y pausada.

Que los escalofríos anidan en las pliegues de tu piel.

Que tu piel me sabe a limón.

Que mis dedos se mueren de cosquillas al tocarte.

Que mis labios te atraen como un imán.

Que mi piel tiene el calor de las mil y una noches.

Que los secretos se deshacen en tu oído.

Que las margaritas desprenden aroma cuando te acercas.

Que los columpios quieren transportarte hasta el cielo.

 

Y todo eso, espero, sin tener que hablar.