Susurremos las cosas que nos duelen.
la tormenta perfecta de la creación.
Bienvenida la noche donde vagan las almas,
donde somos extraños para nosotros mismos.
Entregamos amor de forma compulsiva,
y recibimos un miedo enfermizo
a perderlo ante cualquier destello.
Hordas de entusiasmo controlan mi mente.
El desamor me ha golpeado sin piedad,
desmontando la teoría de que las heridas
sanan cuando llegan a cicatriz.
Necesito desesperadamente mi infancia
y encontrar consuelo entre tanta crueldad
para conciliar un puñado de sueños y vida.