No deseo utopías en este otoño, que cala los huesos y funde esperanzas.
Un pequeño viaje a la religiosa madurez de los sentimientos indiscretos.
Aquellas volandas tornadas en manso refugio, bajo mantos de piel acolchada.
Silencios entremezclados con sofocos y bocanadas de aire compartido de a dos.
Un rango de impaciencia ,múltiple y sesgada, que nos permite reírnos de todo.
Es cuestión de oscuridad placentera y compartida donde encubrir pretensiones.
Hoy, ya es hoy. Ha dejado de ser mañana. Y suena el tiempo de la consumación.
Reencendamos la fragua, sutilmente adaptada como simple calentador de pies.
Me acusas de secuestro, mientras tus ojos me encadenan de rodillas a tu cama.
Mi hermoso catálogo para una vida irracional y otros amores difíciles.