Sobrevolando París

viernes, noviembre 20, 2015 Permalink 0

 

No tengo respuestas

para las balas que rasgan las sonrisas y silencian las tardes.

Tan solo me puedo enfrentar, abriendo mi pecho de par en par,

y acoger tu rabia e incomprensión, como tu hermano.

Puedes destrozarlo o sumergirte,

a condición que sea el último corazón que fracturas.

De corazón a corazón,

te siento hermano.

De odio a compasión,

tan solo puedo darte mi vida.

Decide,

pero no te equivoques.

La humanidad necesita integrar

las diferencias y ampliar este mundo

para que quepan  todas las opciones.

En paz