El tiempo viene disperso.
Tal vez la vida lo sea.
Y seguro que el amor,
sí lo es.
Va desde un panorama,
convulso por sí mismo,
hasta la autocomplacencia.
Hasta una realidad
idealizada del perdón.
Cuando no del miedo
a perder acompañamiento.
El amor no es para débiles
ni para dependientes
en extremo.
Es una idea libre,
que vuela al azar
y tan solo te bendice
de modo temporal.
Caprichoso y generoso.
El amor es la tentación
que nos envía la realidad
cuando los sueños se estancan.
Una especie de salvavidas
perlado de canto de sirenas.
La penúltima locura.
Una conjura de diablillos
antes de perder la cordura.
Un jinete bajo la lluvia
que corre por inercia.
Una verdad que nunca se sabe.
Un rito de iniciación.
Un animal solitario.
La ruina de la coherencia.
Un ejército animal.
La definición de la gloria.
Marzo. Quizás abril.
Peces a la fuga.
Hambre en vano.
Caricias ciegas.
Fragmentos de nunca.
Neruda y Kandinsky.
Sin este menester,
amar no es más que
un estado biológico
que no me interesa.