Vamos a ninguna parte con tantos abrazos abrasivos,
que no paran de florecer con su púa y ritmo.
Encontramos distintos ángulos para crear un mundo.
Los enterramos antes de que todo se volviera olvido.
Almas vacías preñadas de ecos secretos.
Abandonamos sentimientos infecciosos alejados de dulzura.
Sangre nueva con ribetes de marginalidad.
Palpitantes variaciones sobre la vulnerabilidad
Me cautivaron tus heridas envueltas de impostura
Secretos envueltos en cicatrices admirables.
Un mundo etéreo entre fronteras desdibujadas.
La degradación trenzada entre soledad y ficción.
Necesitábamos alivio entre tanta lava.
Tiempo para oxigenar la mala sangre.
Vidas incluso, capaces de resucitar,
aquello que acabamos enterrando.