Percibo un desconcertante silencio
después de la intensa batalla.
Conmoción de ceniza en la boca.
El puño incrustado en la espada.
La respiración afligida.
El pulso desbocado.
La mente ausente.
Los pies hundidos en el fango.
Los oídos rezuman adrenalina.
Apestas a sal y a hierba mancillada.
Tu vida fluctúa entre jadeos.
Prescindes del casco.
Dejas caer el escudo.
Tu mirada se empaña.
La garganta regurgita.
El aliento contenido.
Renaces gritando
sobre las ascuas
de una victoria
caótica.
Demasiados daños
para disfrutarla.
Respiras.
Casi muerto.
Apenas vivo.
Nuevamente triunfante
ante los retos de ésta,
y la próxima vida.
Enero 2017.
Para Olga. Ocho años. Largos años.