Imagen: Ron Germundson.
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Entre tus labios y los míos hay una distancia instantánea y fértil.
A poco que uno lo desea el otro corresponde de inmediato.
Sin preámbulo. Sin vanas divagaciones. Beso por beso.
Con las entrañas en la mano y la carne firme y chispeante.
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Dudas, como agua que circunda.
Te sumerges con tal pasión
que no queda vida en ella
por constante ebullición.
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¿Qué sortilegio aplicas
cuando me llamas a tu lado?
Tengo la perenne sensación
que nunca zarpará este barco.
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Soy párvulamente tuyo.
Porque me buscas.
Porque me incendias.
Y me sofocas.
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