Anclando la vida a tu mano

domingo, septiembre 9, 2012 Permalink 0

Foto: F.J. Alfonso

Descubrir un color y ponerle tu nombre. Bañarme en la espuma de un salto de agua termal.
Compartir un paisaje y reinventar su horizonte. Soñar con tus manos y despertar a tu lado.
Permite que disfrute tu alma con esta neófita locura. Que la hábil pluma te reverencie.


Modelar viejas heridas en sutiles cicatrices, cerradas y adormecidas, de sal y de miel.
Pintar de manera irracional los surcos de otra vida. Rellenarlos hasta florecer con nuevos aromas.
Reverdece mis manos sembradas de olvido En el perdón del destino. En el sueño de ser amado.

Esculpiré tu alma a golpe de sueños. Los grandes y los pequeños. Con cariño y con calma.
En los vigorosos e intensos momentos en que cruzamos el umbral de la pasión y la entrega.
En la deseable quietud sobre sabanas blancas que estremeces cosida al calor de mi espalda.

Si somos dos, podremos desgranar los momentos de la vida como uno solo.
El repentino brillo de una estrella en la noche, o el embriagador aroma del jardín por la mañana.
La sinfonía inacabada de un grillo que reta a la luna. O el crepitar del fuego bailando con la noche.

Llegar casa después de un largo día. Cerrar la llave por dentro y que ya no seas sueño.
Pequeñas cosas que suceden en el anonimato de una cálida mañana de domingo.
Observo ensimismado con la mente en el horizonte. Anclando la vida a tu mano.



Besos, Pedro