Ávidos de esperanza

viernes, febrero 20, 2015 Permalink 0

 

Lancé mi corazón hacia el cielo con la esperanza que volviera nuevo.

Luchó con cien plegarias no correspondidas que vagaban sin rumbo.

Un par de almas desangeladas preguntaban el porqué de las cosas.

 

Con la esperanza encogida y la salvación atrincherada tras la hierba.

Partimos el pan con el miedo del último mendrugo de la semana.

Los grillos enmudecían entre el denso aroma a sospecha y ejecución.

 

El fondo de mi canoa se vuelve quebradizo sorteando corrientes.

Albardado el polvo de mi abrigo, se impregna sobre mi sien.

Mis labios caracolean hacia la entropía, ávidos de esperanza.