Bajo el mismo techo

domingo, abril 11, 2010 Permalink 0

Cuando la vida, caprichosa,
exige redoblar esfuerzos,
recordemos que la desnudez
fue nuestro lecho común al nacer.



Sin diferencias.
Hermanos.
Con alma.
Iguales.



Que no nos diferencie
el odio o la ignorancia.
La ceguera voluntaria
ni mirar sobre el hombro.



Aprendamos a soñar
bajo el mismo techo.
Sin que nadie sobreviva
de las sobras que desechamos.



Al fin y al cabo
todos aprendimos a amar
mirándonos a la cara
bajo esta cúpula de estrellas