Tan solo desaparecerá el dolor,
cuando me arranques el corazón.
Cargo con tantos pecados,
que agonizaría si los afrontase.
La hermosura es un suspiro,
exhalado por la muerte.
Un sorbo de láudano que adormece.
Una ofrenda de pan ácimo y espuma de sal,
me convertirán en un nuevo dios.
Tu Dios.
El hálito de esta vida,
que no desea abandonar tu cuerpo.