Paso a paso matamos la ilusión que impregna nuestros sueños.
Nuestro atrevimiento es minúsculo frente a la reinvención.
Mi patria es mi familia y su dedicación la energía que me mueve.
Te invito a mirar dentro de ti y rescates los rescoldos del naufragio.
Partir una y otra vez desde el centro del corazón hacia el camino.
Desposeernos de profecías y ser capaces de rediseñar la vida.
Podemos reescribir un mundo mejor a poco que afilemos el lápiz.
Perdamos la sensación de vértigo a que nos desafía un folio blanco.
Si no somos parte de la élite debemos seguir aspirando a remodelarla.
Todo lo que pasó es historia y como tal, vive, pero no palpita en paz.
La frontera entre el crepúsculo y la nostalgia no es más que humo.
Abdiquemos ante la muerte pero no ante cualquier controversia falaz.
Confesemos nuestros miedos para que la vida siga discurriendo.
Si soy capaz de amarte y no lo comparto, nunca me tocará la felicidad.
Y eso, amiga mía, imposibilitaría que tu vida sea la extensión de la mía.