Tus labios gélidos en rojo carmesí
aun dolientes del placer de la fruta.
Mis labios cerca.
A dos centímetros escasos.
Tu mirada perpleja
por la intensidad del deseo.
Mis pupilas abiertas
Cual felino que fija su presa.
Mis manos se adelantan.
Se posan en tu festiva cintura.
Contoneando, se acomoda a la mía
y ahora el suelo recoge los cuerpos.
Una noche mágica.
Un dulce calor
emana del frío
rompiendo costuras.