siembra una estrella

martes, febrero 16, 2010 Permalink 0

Ante lo insulso y paradójico

me levanto en silencio.

Pero contundentemente

comienzo a sonreír.



Ante la locura y lo imprevisto

me rindo con pleitesía.

Pues lo diferente es lo nuevo

y la efervescencia del día.



Ante ti me postro con devoción, pues,

cuando mi ojos estaban inundados

tus brazos me dieron el calor suficiente

para erradicar mis penas hasta lo mas lejano.



Ante el infierno me postro de espaldas

porque aun en ese momento

me queda la esperanza

que siembres en mi una estrella.