La Llave de la supervivencia

jueves, noviembre 12, 2009 Permalink 0

El diablo, dicen, que da sobrinos

a quien no tiene hijos.

Y no tengo dudas que da recuerdos

a quien no se siente amado.



De cualquier manera,

por aquello de no perder ni al parchís,

el mediocre es capaz de acostumbrarse

a no rechistar con tal de respirar.



Con el tiempo,

Entre heridas

Y cicatrices restañadas,

aprendí a ser feliz coleccionando

vértices de recuerdos:



Tu cabeza recostada sobre la almohada.

El aire de unas alas batiendo en agosto.

Pedalear en la orilla del mar salpicado de sal.

El aroma de un buen habano reposado.



Y sonrío malévolo.

Pensando que algún alma amargada

quiso contrariarme con una maldición

y me ha dado la llave de la supervivencia.