Con las manos en los bolsillos
pateas un cacharro vencido
de judías rebañadas
sin límite de ansiedad.
…
Frente a la ventisca arenosa
te transfiguras noble.
Buscas la tenue luz
que, bajo palio, subsiste.
…
Inversamente nutrido,
buscas remoto equilibrio
como hijo de un viento
que nunca se ha arrodillado.
…
Hoy, el equilibrio trémulo
entre la penumbra viscosa
y un pálido colorismo,
no me resulta inerte.